Adolescencia y divorcio de los padres, un verdadero reto

Vivir la experiencia del divorcio de los padres puede provocar sentimientos encontrados al adolescente

Cuando sus padres se divorcian, el adolescente puede experimentar una conmoción emocional que incrementa esa tormenta de cambios que naturalmente vive. La adolescencia es una etapa compleja en la vida de las personas. Las transformaciones físicas, psíquicas y emocionales determinan una ruptura del equilibrio que provoca inestabilidad.

Emocionalmente, el adolescente vive una especie de montaña rusa en la que momentos de euforia se alternan con depresiones, estados motivados por estímulos externos frente a los que no encuentra reacción. Ya no es un niño, tampoco un adulto, y en esa ambigüedad se mueven sus comportamientos.

Vivir la experiencia del divorcio de los padres puede provocar sentimientos encontrados al adolescente. Por lo tanto, es un gran desafío tomar las decisiones adecuadas para que el impacto sea lo menos doloroso y perjudicial para él. Y en este punto hay que recordar que siempre lo mejor es contar con el asesoramiento de un buen abogado matrimonialista.

El reto de cuidar a los adolescentes durante el divorcio

Un divorcio suele llegar con conflictos y discusiones. Si hay hijos, en especial si están en edad adolescente, es preciso ocuparse de velar por su bienestar durante esos tiempos en los que en la familia no hay paz.

Comunicación

El adolescente percibe los cambios de humor de los demás con una sensibilidad especial. Además, en esta etapa se vuelve introvertido. Todo lo procesa en soledad y no se anima a conversar para saber qué pasa en realidad en su casa.

Utilizar con el joven adolescente el diálogo, acerca de la situación que vive la pareja, es fundamental. Explicarle en buenos términos lo que está pasando hará que el adolescente dimensione en su justa medida la situación, sin exageraciones por desconocimiento.

El adolescente no debe tomar partido

Uno de los mayores problemas que inquieta al adolescente es el tener que tomar partido y ponerse del lado de uno de sus progenitores. Hay cónyuges que viven las etapas previas del divorcio presionando a los hijos para que lo apoyen y condenen al otro. Es un error que puede dejar secuelas en el adolescente, como traumas y condicionamientos para toda la vida.

El vínculo con los hijos tiene que mantenerse al margen de las desavenencias conyugales. El padre y la madre seguirán siéndolo más allá del divorcio y los cambios de vida.

Evitar el sentimiento de traición

Es común que los adolescentes se sientan traicionados cuando sus padres se divorcian. Encaran la ruptura de sus padres como un atentado contra ellos. Tienen el foco puesto en sí mismos, en los cambios que afectarán sus planes, su estilo de vida, sus vínculos con los demás.

Durante el proceso de divorcio hay que prestar especial atención a lo que sienten los adolescentes, para acompañarlos en ese tránsito que es crucial para ellos.

La guarda, la custodia y los regímenes de visitas cuando hay hijos adolescentes

Mientras los hijos son pequeños, los acuerdos de los padres con respecto a las custodias y visitas se cumplen. El niño va y viene según le indican.

Pero en la adolescencia todo cambia. Los adolescentes comienzan a formar parte de su grupo y en esas relaciones con sus pares buscan su identidad. Imitan, copian, se rebelan y parecen alejarse de la familia. Se sienten adultos, y por lo tanto no les agrada que les digan lo que deben hacer.

Es así que comienzan a resistir que se les fijen días y horarios para estar con su padre o con su madre. Es aconsejable acordar con ellos estas visitas y estadías y abrirse un poco para atender a sus deseos. Lo mejor es que se realicen a demanda de los hijos.

Cuando hay hijos adolescentes es conveniente que en el convenio regulador o en el plan de parentalidad se establezca que el régimen de convivencia y de visitas sea flexible. El joven puede tener sus preferencias para pasar temporadas de estudio o fines de semana con un progenitor o con el otro. Contradecirle no conducirá a buenos resultados.

¿Cuenta la opinión de los adolescentes acerca de con quién quieren vivir?

El artículo 770.4 de la Ley de Enjuiciamiento Civil establece que, en un divorcio contencioso, se oirá a los hijos mayores de doce años. ¿Implica esta disposición que el juez se guiará por la voluntad de los adolescentes?

En los procedimientos judiciales de divorcios se escucha atentamente las preferencias de los adolescentes acerca de con quién quieren vivir. Pero esto no implica que sea el único factor que influya en la decisión del juez.

El juez y el Ministerio Fiscal velarán para que sus decisiones sean las más beneficiosas para los hijos. Y no siempre la vida con el progenitor que el adolescente elige es la que más le conviene. El joven entenderá las razones por las cuales no se concede su deseo, aunque no esté de acuerdo con ello.

Preguntas y respuestas

Nuestros abogados especialistas en divorcios te responden

  1. ¿Qué pasa si un adolescente no quiere pasar sus vacaciones con el progenitor de acuerdo a lo pautado en el convenio regulador?

    La decisión más conveniente es flexibilizar la medida. Será buen momento para dialogar con el adolescente para conocer sus razones. El padre perjudicado porque el hijo no quiere ir con él, deberá ser tolerante y negociar con el joven.

  2. ¿Es bueno seguir siempre la voluntad del adolescente?

    Hay pautas básicas que el adolescente debe cumplir, que deben pactar la familia con el hijo. Es natural que el joven intente transgredir las disposiciones y evitar cumplir las normas. Pero ambos progenitores tienen que mostrarle que hay límites que no puede trasponer y que hay decisiones que no son negociables. El divorcio de los padres no puede ser una excusa que el niño use para hacer lo que quiera.

  3. ¿Se puede cambiar el convenio regulador y el plan de parentalidad cuando la situación con los adolescentes así lo exige?

    Tanto el convenio regulador como el plan de parentalidad, son documentos flexibles que pueden modificarse para ajustarse a las nuevas realidades. El crecimiento de los hijos que pasan de niños a adolescentes, es una causa frecuente de modificaciones.

Cuando la pareja que se divorcia tiene hijos adolescentes, es fundamental tener en cuenta que cada decisión puede ser un detonante para su inestabilidad. Por lo tanto, es conveniente prever el convenio regulador o el plan de parentalidad.

La intervención de un abogado especialista en asuntos de familia será una excelente guía para estos reajustes.